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Los dedos en garra son sufridos por muchas personas que acuden a consulta con “callos”, cuyo síntoma primordial es  el dolor y con problemas para encontrar un calzado que no  les moleste.

Esta patología se presenta con una deformidad de los dedos, los cuales aparecen “encogidos”, lo que provoca : que no apoyen correctamente en el suelo, y lo hagan por medio del pulpejo, o incluso que ni apoyen, manteniéndose “en el aire”.

Las causas de que los dedos se deformen pueden ser varias:

-Uso frecuente de calzado de tacón o punta fina.

-Pies hiperpronados: por la inestabilidad muscular que presenta un pie con estas características.

-Pies cavos o con mucho “puente”:por la debilidad de los músculos extensores compensada por los flexores.

-Desequilibrios musculares: gemelo débil y por tanto músculos flexores de los dedos, que se ven obligados a trabajar más para compensar esta debilidad.

Pie cavo como se aprecia en su pronunciado arco longitudinal interno y uso de tacón alto y de punta fina.

Las alteraciones biomecánicas son las más frecuentes, y se detectan con la exploración clínica, estudio biomecánico de la marcha y apoyado por una imagen diagnóstica como pueda ser una radiografía. Esto resulta imprescindible para conocer:

-El origen o causa de la deformidad.

-El diagnóstico diferencial con rotura de la placa plantar.

-De que tipo es la deformidad: flexible o rígida.

-Que otras estructuras se ven afectadas por esta deformidad.

-Escoger tratamiento adecuado.

Los tratamientos dependerán de los resultados obtenidos en la exploración, y siempre se intentará empezar por los menos cruentos: siliconas hechas a medida , quitar el “callito” dorsal ,del pulpejo y de la planta que corresponde con el dedo encogido( esto sucede por  estar el metatarsiano sometido a más presión) y escoger un calzado de pala alta y antepié ancho.

Foto en la que se aprecia: heloma en pulpejo del tercer dedo y dorso lateral del quinto, dedos en garra y aumento de presión en zona metatarsal.

En muchas ocasiones resulta necesario recurrir a la cirugía, pero esta no es la misma si presentamos un dedo en garra flexible o rígido. Ya que con un dedo flexible es posible que sea suficiente con una cirugía en la que se haga una tenotomía (cortar el tendón) flexora y /o extensora , mientras que si estamos ante un dedo rígido serán necesarias otras técnicas más agresivas como la artrodesis, en la cual se fijan las articulaciones , eliminándose así la deformidad.

Es muy importante tener en cuenta que  “estirar” el dedo, ya sea por una técnica quirúrgica u otra, como tratamiento único  no es  la solución definitiva. De este modo, aliviaríamos los síntomas pero no erradicamos la causa y por ello,  podría volver a aparecer.

Así, si la causa es un pie con alteraciones biomecánicas o una rotura de la placa plantar, habría que solucionarlo con una plantilla ortopédica a medida y  si son problemas por desequilibrios musculares, trabajaríamos la musculatura débil y la hipertónica, cada una de la forma más adecuada.

Los dedos en garra son deformidades cuya sintomatología es el dolor y las causas pueden ser diversas. El tratamiento para ser completo, ha de cumplir dos objetivos: aliviar el dolor y terminar con la causa de origen que provoca la deformidad del dedo.

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