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La onicocriptosis, o uña encarnada , es un motivo frecuente de consulta. Es muy incapacitante y apenas se puede uno calzar sin sufrir dolor y pinchazos, incluso en reposo y descalzo.

Es más frecuente, aunque puede aparecer en el resto, que se encarne la uña del primer dedo, el cual suele aparecer : rojo, inflamado, caliente y a veces con un cúmulo de pus o “bultito” de tejido fibrótico, a consecuencia de infecciones repetidas.

Puede sufrir de uña encarnada cualquiera y en cualquier momento, siendo más frecuente en :

-Mujeres u hombres que usen zapato estrecho.

-Niños.

-Jugadores de fútbol, tanto por el uso de la bota estrecha, como por el continuo golpeo al balón, que traumatiza la uña.

-Corredores tanto de montaña como de asfalto, por los continuos choques de la uña con el calzado.

La solución a este incomodo y doloroso problema pasa  por acudir al podólogo para que extraiga la espícula. Este “trocito” de uña se clava en la carne, provoca una herida y se infecta, lo que ocasiona dolor y pinchazos. Por esto, aunque apliquemos pomadas antibióticas, si no se quita el trozo de uña que está provocando el problema, el dedo seguirá doliendo.

El podólogo en la consulta podrá quitar el trocito de uña clavada, pero este trozo volverá a salir. Y puede, que o bien por la forma de tu uña o por el calzado que uses, o el deporte que practiques, se vuelva a clavar cuando crezca. Y ante esta situación, existe una solución definitiva: la cirugía. 

Imagen de uña recién operada: extraído el borde que se clava y aplicado fenol( por ello el color rosa del tinte aplicado al fenol).

La cirugía de uña encarnada es sencilla, ambulatoria, con anestesia local y una recuperación muy rápida. En la matricectomía química, como se llama técnicamente esta cirugía, se extrae el  trocito de uña y se aplica fenol para impedir el crecimiento de la uña en esa zona, de forma definitiva. Normalmente no se requiere el uso de puntos de sutura, salvo que el paciente presente un bultito de tejido fibrótico que haya que quitar, y por tanto se tenga que poner algún punto de aproximación, que dependiendo del tamaño, puede ser incluso de papel.

Las uñas encarnadas o uñeros son tremendamente dolorosos, no podemos calzarnos, ni que nos toque nadie, por no hablar de darnos un pequeño golpe o que nos pisen, eso es un completo horror.

La solución es tan sencilla que no merece la pena pasar por el sufrimiento de tener la uña clavada cada vez que crece un poco. Acudir al podólogo para que valore el dedo y vea si  lo acertado es quitar la espícula en consulta o plantear una cirugía, nos dará la tranquilidad y el alivio que necesitamos.

 

 

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